Mas que amigos??
Hay quienes en casa tienen, por ejemplo, hijos, esposa o marido; y hay, por otro lado, quienes tienen animales. También habrá, quien tenga de los dos grupos. Y hasta es altamente posible que también haya quien, teniendo de ambos grupos, no podría llegar a distinguir uno del otro. “Mi marido es una bestia” o “mi esposa es un animal”; pero ese ya es otro tema.
Volviendo a lo nuestro, los que aparecieron en la TV son los que, teniendo animales, se ocupan de ellos como si se trataran de personas. Y los bichos se la pasan de lo más bien. A más de uno le gustaría estar en su lugar (eran perros y gatos, por lo que, comparándolo con el que quería ser pez, esto sería una conversión muy menor).
Ayer por ejemplo vimos el caso de una mujer que tiene 13 gatos en su departamento. En realidad 14, pero este último es un gato pasajero. En condiciones normales de presión y temperatura, sólo tiene 13.
Satanás es el preferido, dijo; y, si tuviera que elegir, antes mataría a una persona que a uno de sus gatos. Lo cual no quiere decir que una vez concluida la faena con la persona no fuera luego a asesinar a algún gato. Después de todo, difícil sentirse fuera de peligro si quien anda cerca dice ser la dueña de Satanás. Menudo hijito se mandó.
Simpático fue el caso de las hermanitas. Hermanita uno, digamos, normal. Hermanita dos, adicta a los animales. El punto es que viven juntas. Hermana una con hermana dos y la fraternal dupla con los perros de la niña adicta. Todos juntos en el departamento. Pero no revueltos: el sillón, que quede claro, es del perro; y guay (o guau) con querer quitarlo de ahí. De hecho, hermanita uno no se le anima. “Si está el perro en el sillón, yo me tengo que sentar en el piso, porque además le tengo miedo”. Pobre. Está como con la casa tomada.
Hablando de eso, la otra adicción que se vio en el programa fue algo más seria: se ocupó de los bebedores adolescentes. El otro supuesto, el de las señoras que son vecinas, fue algo más comunitario. Son dos mujeres que se ocupan de alimentar diariamente a más de cien perros. ¡Cien perros!, una animalada, podría decirse; pero para no insistir con tanto chiste fácil, diremos en cambio que cien es ya algo un poco exagerado.
Los vínculos humano-animal vienen de lejos y dan para mucho. Algunos piensan que los que se conmueven frente a la muerte de un perro atropellado en la ruta ni se mosquean frente a un niño desnutrido. Por no mencionar la creencia popular sobre la relación oveja-hombre en el ámbito rural...
Fuente: Clarin
No se si yo soy adicta...pero a mi perra la quiero muchisimo, y ya es parte de mi familia y TODOS nos preocupamos por ella como uno mas de la flia. Ellos toman ese lugar....porque quiero pensar que eso no pasa solo en mi casa!!
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